La comunidad judía en Uruguay premia al canciller Rodolfo Nin Novoa

23/Nov/2016

Aurora

La comunidad judía en Uruguay premia al canciller Rodolfo Nin Novoa

La comunidad judía en Uruguay, a través de la Organización Sionista del Uruguay (OSU), otorgó el “Premio Jerusalem 2016” al canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa, quien manifestó en su discurso sus “más sinceros deseos de paz”.
El galardón se otorga desde 1990 a los presidentes de la República, intendentes de Montevideo y las figuras más relevantes de la sociedad uruguaya.
En esta ocasión, el reconocimiento fue para el canciller uruguayo, que realizó un repaso por los vínculos que unen al Estado de Israel con Uruguay y que dedicó el premio al político uruguayo Enrique Rodríguez Fabregat (1895-1976).
Fabregat participó en la fundación del partido de Gobierno uruguayo, la coalición de izquierdas del Frente Amplio, y fue uno de los miembros de la Comisión de las Naciones Unidas que “recomendó y redactó” en 1947 el establecimiento del Estado de Israel, según recordó Novoa.
En este sentido, el canciller uruguayo destacó que su país fue “uno de los primeros en el mundo en apoyar el establecimiento” de Israel.
Por otra parte, Novoa se refirió a la ciudad de Jerusalem, “faro para las tres religiones monoteístas”.
“En esa ciudad mágica y milenaria donde ocurrieron tantos milagros, luego de dos mil años es tiempo de que vuelvan a ocurrir otros milagros en forma de paz y entendimiento”, agregó.
En este sentido, el titular de la cancillería uruguaya reflexionó que para la paz “es necesaria más fortaleza que la que se necesita para hacer la guerra”.
Discurso completo del Canciller Nin Novoa
Queridos Amigos,
Cuando hace algunas semanas me vinieron a visitar a mi oficina en el Ministerio de Relaciones Exteriores, para ofrecerme el honor de ser considerado para recibir el Premio Jerusalém, pasaron por mi cabeza una infinidad de ideas y recuerdos de mi vida, de la vida de nuestro país y de los vínculos históricos, fraternos y profundos que unen a Uruguay con Israel, a Uruguay con la comunidad judía, a los dos países, a los dos pueblos y a tantas historias personales compartidas y de familias.
Más que un discurso, y por tratarse de Jerusalem, más que palabras, permítanme venir a compartir pensamientos y sentimientos.
Muchas, pero muchas gracias por este Premio Jerusalem que me han entregado esta noche. Y muchas pero muchas gracias también, por la emoción que significa recibir este premio que en otros años recibieron el Señor Presidente de la República Dr. Tabaré Vázquez, los ex Presidentes de la República Julio María Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Jorge Batlle y José Mujica así como grandes figuras de la historia de nuestro país como el General Líber Seregni o personalidades del mundo de la cultura, la política, las artes, las ciencias, la academia, la religión o el periodismo.
Si alguien pensaba que hoy iba a hablar de política espero no desilusionarlo, pero si alguien quiere leer mis discursos sobre el Medio Oriente, en la web están mis recientes declaraciones en el Consejo de Seguridad cuando nuestro país presidió el debate sobre el Medio Oriente y por el que el Gobierno de Israel me ha agradecido y reconocido.
(pausa)
La primera vez que escuche las palabras Jerusalem e Israel, fue sin duda durante mi infancia y adolescencia a través de las historias bíblicas.
Desde aquella época Jerusalem quedó asociada en mi interior a espiritualidad y a paz.
Las páginas de la biblia que allí se escribieron, y las plegarias de tantos millones de personas que en todo el mundo encuentran en esos milagros y relatos, esperanza, consuelo, explicaciones y fortalezas, nos hace a muchos de los que no vivimos en Jerusalem hacer que Jerusalem viva espiritualmente en uno.
En muchos momentos de dudas, incertidumbres, debilidad y también con las alegrías, agradecimientos y bendiciones que nos da la vida, las historias de la Tierra Santa o Prometida nos acompañan y nos reconfortan.
También en esa misma infancia, permítanme recordar algo que los niños de hoy no pueden conocer pero que a muchos niños de mi generación nos trae recuerdos. Cantar y aprender el Himno Nacional hoy día es muy fácil, son solo dos estrofas. En mi época, en las escuelas, también cantábamos las dos primeras estrofas, pero también nos enseñaban la letra completa de Francisco Acuña de Figueroa, ¡con sus once estrofas!
Afortunadamente fue así, y hasta el día de hoy, recuerdo una de las primeras veces que de niño tomé contacto con la palabra Israel, en la sexta estrofa de nuestro Himno Nacional cuando se lee:
Orientales, mirad la bandera,
De Heroismo fulgente crisol,
Nuestras lanzas defienden su brillo,
Nadie insulte la imagen del sol,
De los fueros civiles el goce sostengamos,
y el código fiel veneremos inmune y glorioso
como el arca sagrada Israel.
Permítanme decirles que sinceramente no conozco muchos casos de Himnos Nacionales que citen a otros pueblos y esto es algo que hermana.
Después de esas clases también seguían los cursos de historia nacional y allí también llegaron los cursos de artiguismo y por supuesto también el Éxodo Oriental.
Sinceramente, estudiar el Éxodo Oriental, es algo que también nos hace reflexionar sobre el Éxodo del Pueblo de Israel, reflejado en la biblia en los relatos de la pascua hebrea o pésaj.
Como no asociar las historias del Prócer José Artigas y de Moisés, y como no asociar los dos éxodos, cuando probablemente los dos pueblos se forjaron e identificaron en su autonomía, autodeterminación y deseos de libertad e independencia, caminando detrás de sus líderes y más aún cuando ninguno de esos líderes, Artigas y Moisés, llegaron a pisar al final de sus vidas la tierra querida y de sus sueños.
También en esos mismos relatos bíblicos, cuando en el Antiguo Testamento se cita al Templo de Jerusalem y al Sumo Sacerdote, como uruguayos, no puede pasar sin dejarnos simpatía, el hecho de que entre las dos piedras semipreciosas del pectoral, la biblia cita a las ágatas y amatistas, esas piedras que produce nuestra tierra en Artigas, o que los hilos de la túnica llevaban el color celeste.
Y hablando de piedras, en la prehistoria, los trabajos de esa ciencia testigo que es la arqueología, desde hace pocos años une también a nuestra Tierra Uruguaya con Jerusalem.
En la maravillosa colección del Museo Israel en Jerusalem, junto a tantas piezas bíblicas y de la historia y prehistoria de la Humanidad y arte universal, se encuentran un juego de boleadoras trabajadas en piedra de nuestra tierra uruguaya, de Paysandú, probablemente fue un tiro de caza que tuvo lugar hace más de mil quinientos años y quedó reposado en nuestro campo, pero que la persona que lo lanzó nunca imaginó que llegaría a 12.000 kilómetros de distancia para ser exhibido y contado en la Tierra de Jerusalem. En ese mismo museo también cuelga para nuestro orgullo una obra del gran maestro y más original y creativo artista latinoamericano, Joaquín Torres García.
Hoy, como Canciller de la Republica, es un honor para mí dirigir al que fue el Primer Ministerio del naciente Estado Oriental, cuando después de la Convención Preliminar de Paz de 1828, en uno de los primeros actos administrativos de nuestro país, se designó a Juan Francisco Giró como Ministro Secretario de Gobierno y Relaciones Exteriores el 22 de diciembre de ese año.
Como además de la biblia también tengo una particular pasión por la historia, permítanme contarles que luego de asumir, en el primer momento que los compromisos me lo permitieron, uno de los primero lugares del Ministerio que visité fue precisamente el Archivo Histórico-Diplomático.
De ese archivo, no puedo dejar de mencionar, asociado a la palabra Jerusalem, que allí tenemos algunas de las páginas y riqueza documental de nuestro acervo e identidad nacional. Un verdadero y preciado tesoro y patrimonio de los uruguayos.
Entre esas páginas de la historia, tenemos allí, la solicitud original de 1948 de reconocimiento del naciente Estado de Israel y la respuesta de nuestro país, las cartas credenciales del que fue en ese entonces el cuarto Embajador de Israel en el mundo y el primero en América Latina, y las palabras en blanco y negro de quien fue una de las grandes personalidades que sirvió en la Cancillería uruguaya a lo largo de la historia.
Una persona a quien en homenaje a su memoria dedico este premio Jerusalem que hoy se me otorga.
Hombre libre, demócrata y de principios, Representante Permanente ante las Naciones Unidas y Fundador de mi fuerza política el Frente Amplio, Embajador Enrique Rodríguez Fabregat.
Citar al Embajador Enrique Rodriguez Fabregat es otro de los nombres que une a nuestros países e historia.
Él fue uno de los miembros de la Comisión de las Naciones Unidas que recomendó y redactó en 1947 establecer en el territorio asignado al Mandato Británico un estado judío junto a un estado árabe en Tierra Santa. Esta resolución de la Asamblea General fue uno de los antecedentes políticos internacionales que en 1948 llevaron a la declaración de independencia del Estado de Israel.
Este hecho es recordado en Uruguay y en Israel con plazas y monumentos que honran y recuerdan estos acontecimientos. En Tel Aviv en la zona de Ramat Gan una calle lleva su nombre.
En la persona del Embajador Enrique Rodríguez Fabregat, Uruguay fue uno de los primeros países en el mundo que apoyó el establecimiento de dos estados en el viejo mandato británico, uno judío y otro árabe-palestino, como decía Rodríguez Fabregat: ¨para que se incorporen con su progreso y civilidad a las comunidades democráticas de las naciones del mundo¨. Dos estados que vivan en paz, prosperidad y seguridad lado a lado.
La causa de la paz es otro de los momentos que nos encuentra juntos a uruguayos e israelíes a lo largo de la historia, y siempre nos va a encontrar, y como testigo de esto, se encuentra el hecho de que desde su creación, luego de los acuerdos de paz de Camp David entre Israel y Egipto, Uruguay integra la Fuerza de Paz y Observadores Internacionales. Un contingente nacional sirve en la Península del Sinaí por más de treinta años.
Iniciaba las reflexiones de esta noche recordando al libro de los libros, en un evento del pueblo del libro, así que pasando dos mil años de páginas, también me encantaría compartir con ustedes que uno de los últimos libros que leí últimamente, y que más me entusiasmo, fue otro libro que viene de Jerusalem, ¨Sapiens¨ o ¨ De animales a Dioses¨ de Yuval Noah Harari, profesor de historia en la Universidad Hebrea, interesante y provocativa perspectiva de la evolución del ser humano. Un libro que no deja a nadie sin pensar.
Comenzaba mis pensamientos de esta noche con la espiritualidad y la paz que traía a mi memoria la fortaleza, la alegría y el consuelo por los milagros y los relatos que para los creyentes ocurrieron en Jerusalem miles de años atrás.
Millones de personas en todo el mundo, hasta el día de hoy, encuentran esos mismos sentimientos hacia esa ciudad de donde saldrá la luz, esa ciudad cantada como si fuera de oro y a donde se desea estar el año entrante, ¡Faro para las tres grandes religiones monoteístas!
En esa ciudad mágica y milenaria donde ocurrieron tantos milagros, luego de dos mil años, es tiempo que vuelvan a ocurrir otros milagros, milagros en forma de paz y entendimiento, milagros que traigan la fortaleza espiritual y la confianza que permita alcanzar la paz de los valientes, la paz para la que es necesaria más fortaleza que la fuerza que se necesita para hacer una guerra.
Un milagro que deben guiar los líderes, un milagro que tienen que poder hacer los hombres.
Un Homenaje por la entrega del premio Jerusalem no puedo terminarlo sin mis más sinceros deseos de paz.
Muchas gracias.